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Cada obra que llega al estudio se trata de forma personalizada, con un análisis completo que ayuda a configurar el estado de conservación de la pieza, los posibles tratamientos que se pueden efectuar y el presupuesto del trabajo.
La restauración comienza haciendo un estudio histórico-artístico de la pieza. Esto nos ayuda a ubicar los materiales de los que está constituida.
Una observación directa, con luz natural y ultravioleta, nos proporciona datos sobre el estado de conservación de los materiales.
Apoyados por las fotografías se pueden sacar conclusiones para poder determinar el criterio más adecuado de actuación.

El trabajo comienza con el tratamiento de soporte, ya sea madera, lienzo, metal, cristal o piedra. Después de sigue con la capa preparatoria que el artista utilizó para aplicar la técnica pictórica y por último la pintura propiamente dicha: acuarela, temple, óleo, acrílico, pan de oro etc. El estudio de las capas de protección determinan el tipo de barniz que tiene cada pieza.

El trabajo concluye con la entrega de la obra acabada y con un informe fotográfico y descriptivo de los tratamientos efectuados y unas recomendaciones de conservación para la preservación de la obra.

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